Cristina Cifuentes salió de la política hace unos años de forma “traumática” y lleva un tiempo refugiada en la televisión. Colabora con Ana Rosa y Risto Mejide, pero esta noche dará un paso más como concursante de la nueva edición de Masterchef Celebrity que La 1 estrena a las 22.50, después del nuevo programa de Broncano. Eso sí, rechaza participar en otros realities, como Supervivientes, aunque ofertas ya ha tenido. “No me lo planteo. Yo ya soy una superviviente de la vida de verdad”.

Cifuentes

 

¿Quién te ‘engañó’ para meterte en este embolado de Masterchef?

Yo no sabía cocinar nada. Y cuando digo nada, es nada. Porque aquí hay gente que dice que no sabe cocinar y luego los veías… Yo tuve que buscar en Internet hasta lo que era pochar una cebolla. ¡Es que no sabía ni que era el concepto pochar! Yo decía: ‘¿Pero qué diferencia hay entre pochar y freír?’

Yo no cocino nunca, porque en casa cocina mi marido. Entonces, con la edad que yo tengo, que ya son unos añitos, porque he cumplido ya 60, aprender algo nuevo de por sí es muy estimulante. Para mí, Masterchef ha sido un regalo en todos los sentidos porque ha sido la oportunidad de hacer algo que me parece muy complicado pero muy interesante. Estoy muy contenta de haber podido participar.

Durante estos años, has sonado para Supervivientes, para Gran Hermano… ¿Por qué sí has aceptado concursar en Masterchef?

Me gusta mucho el formato y me gustaba que fuese en la televisión pública. Realmente, me parecía una fantasía. Era algo que me apetecía. Me lo propusieron, lo pensé, lo hablé con mi marido y me decía que cómo iba yo a ir a Masterchef. No sabía hacer nada y mi miedo al principio era: ‘Tengo que aprender a cocinar porque la gente va a decir: ‘Qué cara más dura tiene esta mujer, que va a un programa de cocina y no sabe hacer absolutamente nada’.

He dado una cantidad de clases que no os podéis ni imaginar. Me he esforzado mucho, porque cuando no sabes nada, tienes que aprender de cocina tradicional, de cocina molecular, de esferificaciones… Y luego también de repostería. Yo ahora sé hacer esferificaciones, espumas, mermeladas…

Has conquistado a Inés Hernand, que habla maravillas de ti. ¿Cómo ha sido? ¿Representáis la reconciliación de las dos Españas?

Ella también me ha conquistado a mí. Ha sido un flechazo. Inés es una niña maravillosa, de verdad. Para mí, al margen del tema político, que me da exactamente igual cómo piense, me quedo con que es una niña buena, generosa, cariñosa, lista, graciosa… Pero su principal cualidad es que es buena persona, empática con todos.

¿Dónde vuelan más cuchillos? ¿En el mundo de la política o en las cocinas de Masterchef?

¡Pero qué pregunta! La cantidad de cuchillos es la misma, lo que pasa es que en Masterchef los tienes en el cajón y si te cortas es culpa tuya porque los has cogido mal, te has precipitado o te has resbalado. En la política la cuchillada te viene por detrás y muchas veces de quien menos te esperas. Y además, utilizan el cuchillo cebollero, que es el más grande y de ahí no te libras.

¿Qué político de los que has conocido tiene más maña en la cocina? ¿Le pediste consejo a Celia Villalobos?

No, no le pregunté. La verdad es que no creo que haya demasiada mañana en la cocina en el mundo de la política. Luego igual resulta que hay muchos fenómenos. Hay mucha gente que tiene afición…

Cristina, ¿crees que Pedro Sánchez es buen cocinero o no?

No lo veo yo en una cocina haciendo absolutamente nada. En la cocina de su casa, quiero decir, pero en otro tipo de cocina sí. Lo ha demostrado.

Cifuentes, vas a ser compañera de cadena de David Broncano, quien hace unos días negaba que Moncloa le hubiese puesto en la televisión pública. ¿Qué piensas al respecto?

Yo lo que quiero es que a la televisión pública, que es la televisión de todos, le vaya fenomenal en todos los sentidos. También en audiencias, sobre todo, porque es una televisión que está pagada por todos nosotros. Entonces, si el fichaje de Broncano, que es un grandísimo profesional, ayuda a que la audiencia suba como la espuma, me parece fenomenal. Más allá de eso…

¿Pero eres de las que piensa que ha sido un encargo de Moncloa?

No, yo no pienso nada. Yo no pienso nada.

¿Te parece bien su fichaje por TVE?

No voy a entrar a valorar un fichaje específicamente, ni en una cadena pública, ni en una privada. Pero en una pública todavía menos. O sea, es una cuestión de la que yo no me pronuncio. Yo lo que digo es que lo que quiero es que le vaya fenomenal y ojalá haya fichajes, así en genérico, que hagan que la audiencia suba. Y ojalá que esta edición de Masterchef realmente interese al público y la quieran ver.

Si tuvieras que ir a promocionar Masterchef, ¿a qué programa irías antes? ¿Al de Pablo Motos, al de Carlos Latre o al de Broncano?

Iría a todos, porque lo que queremos es que Masterchef triunfe y lo vea muchísima gente. Y además, que no es incompatible una cosa con la otra. Habrá que ir a todo y donde nos manden.

¿A qué político te gustaría ver cocinando, debajo de una máscara o en una isla desierta?

Yo sinceramente en estos momentos de mi vida preferiría no ver a demasiados políticos en ningún sitio y muchísimo menos en una isla desierta.

Antes de Masterchef, estuviste en el programa Traitors…

…Bueno, en Traitors estuve muy poco, porque según llegué me echaron. No me dio tiempo ni a decir ‘hola buenos días, soy Cristina Cifuentes’ y ya me estaban echando.

Sigues colaborando con Ana Rosa y con Risto Mejide. Al margen de la televisión, ¿a qué te dedicas ahora mismo?

Yo estoy ahora mismo en un momento de impasse en mi vida en el que no sé muy bien qué quiero ser de mayor. Porque la televisión hasta hace muy poco para mí era algo anecdótico. Yo he estado trabajando los últimos años como abogada, dada de alta en el colegio de abogados, como ejerciente, con otra profesión que no es pública, que no se conoce, pero que ha estado ahí. En estos momentos, me estoy replanteando volver a la Universidad Complutense, donde yo tengo mi plaza. Soy funcionaria desde hace 30 años por oposición, pero sinceramente no lo sé. No sé si es un buen momento para volver a la universidad. Entonces, de momento lo que estoy haciendo es vivir y disfrutar. Y como estoy disfrutando mucho de la tele, porque me lo estoy pasando bien y es un medio que me gusta, pues tomaré la decisión cuando corresponda.

¿Estás abierta entonces a nuevos proyectos en televisión?

Si me gustan, sí. Ha habido cosas a las que he dicho que no, a otras que sí…

¿Cosas como Supervivientes? ¿No te lo planteas a largo plazo?

Sí, pero no me lo planteo. Yo ya soy una superviviente de la vida de verdad. Cuando estás en una UCI de un hospital, a punto de palmar, preparándote para morir, y sales de esa situación, mayor supervivencia no cabe.

¿La televisión te está ayudando a que la gente te conozca más como eres, o crees que sigue pesando la imagen de la política?

A ver, cuando tienes una determinada imagen en la política, es complicado que eso varíe, porque al final la política, igual que el fútbol o la tortilla con o sin cebolla, y más en el momento actual en el que todo está tan polarizado, hace que ahí los encasillamientos funcionen. Cuando tú provienes de un partido de derechas o de izquierdas, va a haber gente que, aún sin conocerte de nada, no le vas a gustar simplemente por haber estado ahí. Yo llevo fuera de la política ocho años y no milito en ningún partido. Asumo toda mi trayectoria pero eso al final pesa. No obstante, a mí me resulta muy curioso, porque te das cuenta del poder que tiene la televisión y los medios de comunicación cuando mucha gente te dice por la calle: ‘Yo te conozco de la tele’. No porque haya sido presidenta de la Comunidad de Madrid, no. Entonces, es una cosa que yo no me planteo. La tele me gusta, es un medio que me gusta.

Más allá de eso, pues hay una cosa que sí que he de decir, porque si no lo digo reviento, sobre todo porque para mí fue una sorpresa. Cuando yo abandoné la política, de una forma además tan traumática y en un momento muy complicado para mí, hay una cosa que me sigue sorprendiendo y quizá es lo que más me ayudó a hacer toda esa transición: todo lo que me he encontrado en la calle es cariño de la gente y apoyo de personas incluso de opciones políticas muy diferentes. Dicen mucho que la sociedad está crispada, pero no es verdad, es la política la que está crispada y es la política la que traslada esa crispación a la sociedad. La gente en la calle no tiene una ideología, muchas veces lo que quieren son gobernantes que les solucionen sus problemas del día a día. Quieren que se cree empleo, que las cosas salgan adelante… Y eso es bastante gratificante. Lo digo de verdad, porque a mí me gusta la gente.