Shirley MacLaine Realmente Odiaba a Una Persona Más que a Nadie – 1 

Al hablar de algunas de las estrellas más influyentes de la era dorada de Hollywood que alguna vez iluminaron la pantalla, seguramente el nombre de Shirley MacLaine aparecería en esa lista.

Su famoso debut en la película de Alfred Hitchcock The Trouble with Harry abrió la puerta a una exitosa carrera que abarcó las siguientes siete décadas. Su duradera presencia en la pantalla se debió a una combinación de talento, trabajo arduo y una habilidad única para conectar con las personas. Pero, siendo sinceros, no siempre tuvo una gran relación con ciertas personas.

Hubo algunas disputas detrás de cámaras con compañeros de elenco que eventualmente salieron a la luz pública en su momento. Ahora, después de muchas décadas, Shirley MacLaine finalmente ha abordado el rumor de que hubo un compañero de reparto que realmente odiaba más que a nadie.

Shirley MacLaine Truly Hated Her More Than Anyone

La carrera de Shirley MacLaine es una fascinante mezcla de talento, tenacidad y turbulencia ocasional. Como una de las íconos más perdurables de Hollywood, su trayectoria de siete décadas está llena de actuaciones clásicas y de una reputación como mujer de carácter fuerte y espíritu independiente. Sin embargo, entre sus momentos más memorables en Hollywood, algunas relaciones permanecen infames por disputas públicas y dramas detrás de cámaras, especialmente con una coprotagonista en particular. Exploremos la notable vida de Shirley MacLaine, su carrera, y los conflictos que la llevaron a odiar “más que a nadie” a una colega.

Nacida el 24 de abril de 1934 en Richmond, Virginia, MacLaine fue nombrada en honor a la amada actriz infantil Shirley Temple. Creció en una familia creativa; su padre, Ira Owens Beaty, era profesor de psicología y administrador escolar, mientras que su madre, Katherine Corinne MacLean, nacida en Canadá, enseñaba teatro. Este entorno alimentó el potencial artístico de Shirley y la encaminó hacia el estrellato. Superó desafíos, como sus tobillos débiles, que su madre intentó corregir a través de clases de ballet. Este obstáculo menor se convirtió en la base de su tenacidad y disciplina, que luego la transformarían de estudiante de ballet en una poderosa figura de Hollywood.

La gran oportunidad de MacLaine llegó cuando fue seleccionada en el musical de Broadway The Pajama Game como suplente de Carol Haney. Cuando Haney se lesionó, MacLaine la reemplazó, captando la atención del productor Hal B. Wallis, quien le ofreció un contrato cinematográfico de cinco años. Esto la llevó a su primer gran papel en The Trouble with Harry de Alfred Hitchcock (1955), que le valió el Globo de Oro a la Mejor Revelación Femenina. Desde ese momento, protagonizó numerosas películas que definieron la época, como Artists and Models, Around the World in 80 Days y The Apartment.

MacLaine rápidamente se ganó una reputación no solo por su talento, sino también por su personalidad asertiva. No dudaba en expresar su opinión, lo que ocasionalmente llevó a fricciones con compañeros de elenco y directores. Era conocida por ser selectiva con sus papeles, y su naturaleza independiente a menudo generaba rumores de desacuerdos en los rodajes. Sin embargo, ninguno fue tan famoso como su rivalidad con Deborah Winger en el set de Terms of Endearment (1983).

Terms of Endearment fue un hito para MacLaine, ya que le valió el Premio de la Academia a la Mejor Actriz tras cuatro nominaciones previas. Su interpretación de Aurora Greenway, una madre fuerte y autoritaria, resonó entre el público y la crítica. Sin embargo, detrás de cámaras, su relación con Winger, quien interpretaba a su hija en la pantalla, estuvo lejos de ser armoniosa. Su dinámica fue tan tensa que a veces condujo a altercados físicos, incluido un incidente notorio en el que Winger supuestamente hizo una broma a MacLaine levantándole la falda y haciendo un gesto obsceno.

En sus memorias, MacLaine ha reconocido la tensión con Winger, insinuando que sus fuertes personalidades chocaban repetidamente. Aunque ambas actrices eran conocidas por su dedicación a su oficio, sus enfoques divergentes crearon un ambiente tóxico. Los rumores sobre su rivalidad circularon ampliamente, y ambas actrices ocasionalmente aludían a las dificultades que experimentaron al trabajar juntas. Sin embargo, a pesar—o quizás debido—a su tensión fuera de cámara, su química en la pantalla fue eléctrica, lo que contribuyó a la perdurabilidad de la película.

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Más allá de sus logros en la pantalla, la vida de MacLaine ha estado marcada por su interés en la espiritualidad, la metafísica y la reencarnación. Ha escrito extensamente sobre estos temas en sus memorias, compartiendo sus puntos de vista poco convencionales con el mundo. Sus creencias, sin embargo, a veces provocaron burlas, incluida una famosa entrevista con David Letterman en 1988, en la que este se mofó de sus creencias sobre la reencarnación. MacLaine respondió citando el infame insulto de Cher hacia Letterman, creando un momento legendario en la televisión nocturna que subrayó su negativa a ser menospreciada o rechazada.

Su compromiso con sus creencias también generó críticas debido a comentarios controvertidos, como sus opiniones sobre el karma en el contexto de eventos históricos y su percepción de las enfermedades físicas como manifestaciones de problemas internos. No obstante, MacLaine continuó escribiendo prolíficamente, publicando más de 15 libros, muchos de los cuales fueron bestsellers y profundizaron en sus pensamientos sobre la conciencia, la espiritualidad y la vida extraterrestre.

La carrera de MacLaine ha sido una serie de reinvenciones. Desde bailarina de Broadway hasta estrella de cine y autora aclamada, se adaptó continuamente al cambiante panorama de Hollywood. Incluso hizo la transición a la televisión en los años 70, y aunque su carrera decayó temporalmente, regresó con un renovado sentido de propósito a finales de los años 70, actuando como cantante y logrando otra nominación al Oscar en The Turning Point (1977).

A pesar de su resistencia profesional, la vida de MacLaine ha estado marcada por relaciones personales complejas. Su matrimonio con Steve Parker, que duró 28 años, fue abierto pero lleno de infidelidades. Su relación se convirtió en tema de tabloides cuando su hija, Sachi, publicó unas memorias detallando las dificultades que enfrentó con sus padres, acusando a su padre de manipulación y a su madre de ser emocionalmente distante. MacLaine negó públicamente muchas de las afirmaciones de su hija, creando otro nivel de complejidad en su narrativa personal.

Hoy, como una de las últimas estrellas de la Edad de Oro de Hollywood, Shirley MacLaine sigue activa y continúa cautivando al público con su trabajo. Su reciente actuación en American Dreamer, junto a Peter Dinklage, nos recuerda su atractivo intemporal. También ha sido sincera sobre la evolución de Hollywood, expresando nostalgia por el glamour que una vez definió la industria y cierto desencanto con el auge de las plataformas de streaming.

Su resiliencia y capacidad de adaptación han solidificado su estatus como ícono. Pero incluso mientras celebra sus 90 años, su rivalidad con Winger persiste como un recordatorio de que detrás de cada gran actuación, puede haber una gran tensión. Para MacLaine, quien ha superado obstáculos tanto dentro como fuera de la pantalla, su relación con Winger subraya la intensidad de su dedicación a su arte. Es una paradoja fascinante: aunque ambas actrices se desagradaban profundamente, su relación tensa aportó autenticidad a sus actuaciones en Terms of Endearment.

Al final, el viaje de Shirley MacLaine refleja una vida vivida con feroz independencia, un compromiso inquebrantable con sus creencias y un profundo amor por su arte. Su historia continúa inspirando, recordándonos que incluso las estrellas más brillantes son moldeadas por los desafíos que enfrentan, tanto dentro como fuera de la pantalla. Y en la constelación de leyendas de Hollywood, la estrella de MacLaine brilla con la misma intensidad de siempre.