Antes de emprender la recta final del Desafío, quiero expresarles mi agradecimiento. Gracias por hacer de El Desafío el programa número uno en Colombia. Queríamos que la celebración de estos 20 años fuera extraordinaria, y ustedes lo hicieron posible al convertirlo en un verdadero fenómeno de audiencia. Así que, ¿cómo no agradecerles e invitarlos a que nos acompañen en la nueva etapa? Como dice un gran amigo, si te gustó lo que viste hasta ahora, lo que viene te encantará el doble. Entenderán por qué digo esto.

Como saben, mandamos a los retadores a casa con el pretexto de pasar tiempo con sus familias y seres queridos para recargar energías. Pero entre nosotros, las razones fueron otras. Necesitábamos ese tiempo extra para hacer cambios en la locación y la estructura del programa y para esperar a esos dos invitados que vienen en camino, de los cuales los retadores no tienen idea.

No demoremos más. Es hora de empezar, así que nos conectamos de inmediato con nuestros semifinalistas. Hola, ¿cómo están? Vamos muy bien, gracias a Dios, excelente. A ver, ¿quién quiere empezar? Alejo, hablaste tanto de esos frijoles. ¿Cómo fue finalmente sentarte a disfrutarlos después de añorarlos en ese festín de frijoles que te tenían esperando? Estaba delicioso, con toda la familia. Mis dos abuelas los prepararon. Fue un momento top en mi vida.

No dejemos a los espectadores con ganas y demosles una probadita de esos frijoles de los que hablas. ¿Qué dices, Alejo? ¿Cómo están los frijoles? Deliciosos, ¿verdad? Y algo que quería decirte, nada me queda grande. Yo haría lo que fuera por esta familia.

Llegaste a la final. ¿Cómo te sientes en este momento? Sigo viva, y todavía no he cantado. Hice lo posible por no decir malas palabras, lo juro. No pude hacerlo, Natalia.

Tu regreso fue como una catarsis. ¿Por qué tantas lágrimas? Fue súper recargador ver a toda mi familia. No me lo esperaba. Pensé que llegaría a casa y sólo dormiría o comería, pero verlos a todos, especialmente a mi papá, llorando, fue algo que nunca había visto antes. Fue único y lo disfruté mucho. Sentí que ese día llené mis baterías.

Para no quedarnos cortos en la descripción de tu bienvenida a casa, veámoslo todos. Hola, mi princesa, ¿cómo estuvo? ¿Cómo estás, mi amor? Pensé mucho en ti en las pruebas difíciles porque la has pasado mal y me dije: “Si mi papá puede, yo también”.

Kevin, extrañar a un hijo, entiendo ese sentimiento. ¿Cómo fue el reencuentro con tu pequeño, Matías? Fue excelente. Me llenó de energía. Su sonrisa y escuchar su voz realmente me llenó. Me hizo llorar.

A ver. ¿Cómo estás? Muy bien, las ganas son buenas, los sueños se cumplen. Eso lo dice todo. Todos saben que lo he hecho y mi hermana me ha empujado a seguir adelante, a seguir haciéndolo. Estoy dando grandes pasos y Dios me tiene ahí si me quiere para cosas mayores.

¿Recuerdas cuando te dije que quería inscribirte en una escuela de fútbol? Seguiré utilizando los talentos que Dios me dio para que puedas cumplir ese sueño y que te inscribas en una buena escuela de fútbol para que continúes con tu deporte.

Cariño, escuché que tu regreso a casa tuvo un acento romántico con rosas y ese reencuentro. ¿Cómo fue? Fue un encuentro muy bonito. Todos los miembros de mi familia tenemos la costumbre de llevar rosas y en cada una había un mensaje que me llenó de amor y pasión por seguir.

También escuché que anhelabas un mural en tu honor y se dijo y se hizo en tiempo récord. Me encantaría que todos vieran la versión de Cariño en pintura. Ahí está mi amor, el esfuerzo de la comunidad y la familia. Es hermoso, genial. Es muy bonito y está a la vista de todos, con mis lunares y mi sonrisa pícara. ¿Por qué has soñado con esto? Lo que me emociona de estos murales es que la gente viene y hace deporte y dice: “Ella hizo algo por el pueblo”. En el futuro, yo pasaré por ahí y diré: “Sí, lo hice bien y representé al pueblo”.

Francisco, aprendí que tu mamá entendía un poco más por qué la disciplina te puede llevar tan lejos. ¿Cómo fue esto? Mi mamá no entendía cuando yo hacía deporte y breakdance. Ella pensaba que yo solo andaba en la calle haciendo cosas que no debía. Pero cuando le expliqué que yo practicaba y quería que el deporte me ayudara a salir adelante, por eso hacía mucho deporte y me escapaba de la casa. Pero ahora ella entiende mi motivación y por qué vale la pena.

Con tu participación en este Desafío, el breakdance se apoderó de Cúcuta, y tengo pruebas. Así es. Cuando el semáforo se ponía en rojo, yo bailaba breakdance. Te mostraré una demostración de cómo lo hacía antes.

Gracias, muchas gracias. Ay Dios mío, no sé qué decir. Este tiempo lejos de todos ustedes me hizo valorarlos. Los extrañé demasiado. He hablado mucho con Jesús y María, quien me bendice cada día, para ser una mujer guerrera, trabajadora y fuerte. Los amo a todos con todo mi corazón, y aquí estamos, dejando en alto el nombre de Neiva.

Ahora entiendo lo del atuendo. Carolina, tu abuela estaba hermosa. Me hicieron bailar el San Juanero. Mis vecinos estaban felices. Fue realmente maravilloso. En tu caso, me da curiosidad porque me cuentan que en ese primer momento no te reencontraste con tu esposo. ¿Por qué no, Andrea? La bienvenida a casa fue maravillosa. Pensé que solo estarían mis padres y hermanos, pero también estaban mis tíos, sobrinos y primos. Lamentablemente mi esposo no estaba, pero durante toda la bienvenida hicimos una videollamada y lo sentí más cerca que nunca.

El reencuentro con mi familia fue una recarga impresionante. Siento que este respiro que nos dieron fue impresionante. Estoy muy feliz. Mi tío me trajo lechona al Tolima y comí varios platos. Por cierto, ¿quieres saber dónde empezó a forjarse realmente el sueño de Karen de estar en el Desafío? Aquí te doy la respuesta. Esta plaza es la plaza del mercado de San Miguel donde creció Karen. Su mamá la trajo aquí cuando tenía 15 días de nacida. Karen vendió cilantro, tomates, papas, cebollas, pimientos, ajos, de todo.

Gracias a cada uno de ustedes por este recibimiento espectacular. La familia es lo más importante, y esa fue mi gasolina Plus. Te amo, mi vida. Te amo y te extraño tanto. Te apoyo, mi vida. Sé que tú me apoyas mucho. Te amo. Santi, regresaste a El Carmen de Viboral. ¿Cómo estuvo? Déjame decirte que no faltó nadie. Estuve con la persona que más amo, la persona por la que vivo, mi hermosa mamá. Me hizo unos brioches y una bandeja. Compartí momentos espectaculares con ella, pudimos conversar, y pude recargarme de esa energía tan linda que es la energía de una madre. Ahora a esperar a ver qué pasa, con fe en Dios.

Como dice Santi, está claro que basta con encontrarse con ese ser que tanto amas. Me dieron ganas de servir este platito porque cada vez que comía, me acordaba de ti. Qué lástima, qué celebración nos estamos perdiendo al no estar juntos. No necesito una gran bienvenida con bandas ni bandejas. Esa es mi felicidad absoluta. El único que falta es Ricky porque era mi hermano mayor. Lamentablemente se fue muy joven, muy joven. Sé que él estaría muy feliz con nosotros, viendo lo que he logrado y viéndonos sentados aquí a comer, y me estaría diciendo: “Sí, Santi, te lo dije, tú eres para esto”.

El único que falta es él porque sólo éramos los tres. Tal vez no esté aquí físicamente, pero espiritualmente está aquí sentado con nosotros, viéndonos comer, disfrutando lo que estamos viviendo, y sé que nos llenará de muchas bendiciones.

Retadores, después de ver esta inyección de vida que recibieron en sus hogares, es hora de regresar a la realidad de la competencia. Los espero esta noche a las 8 p.m. en la caja negra, y les anticipo que todo cambiará. Solo hay que tener mucho cuidado con lo que viene y como diría nuestro juez, estar atentos a ese sueño de los niños porque están a unos pasos de cumplirlo. Semifinalistas, nos vemos en 12 horas y esas 12 horas las usaremos para

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